POLÍTICA Y COCINA MEDITERRÁNEA

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       No puedo evitarlo, pero en mi caso, cuando leo algún programa de la derecha radical, de pronto en el cerebro se me ilumina una placa de la memoria y, me veo en el Seat 600 por una carretera bacheada de doble dirección intentando la misión imposible de adelantar a un humeante camión, con un celtas entre los labios, mientras en la radio suena: “ No me gusta que a los toros te pongas la minifalda…..”


      Las soflamas de los radicales de derechas me llevan a un pasado siniestro, en que la libertad, el amor y el sexo se amasaban a base de culpa , a una había que renunciar e ignorarla y lo otro se remediaba a hurtadillas en soportales y en las ultimas filas de los cines…..los radicales de izquierda en nuestros días se dedican a hacer poesía lirica pastoril y a intentar dejar constancia de la importancia que tienen los poemas que componen.


       Entonces había salas y pistas de baile con olor a humo y alcohol barato mezclado con aroma de pachuli. Mirando un poco más atrás, me sobresaltan esos monitores de la OJE o esos confesores que continuamente te indagaban sobre los pecados de la carne.


      Sin pretenderlo, veo a aquellas niñas con faldas plisadas, tan “pecadoras” como nosotros. La mayoría de los jóvenes de entonces, rebeldes o no, atendíamos a las exigencias de nuestras hormonas sin ser conscientes casi nunca de la degradación política y moral que suponía vivir bajo una dictadura. Leer o manifestarse sobre algo que no se considerara conveniente, era otro cantar……hablar se hablaba mucho, actuar poco, muy poco.


         El ideario de esta “nueva” extrema derecha resucita la nostalgia de determinados ciudadanos entrados en edad, que rememoran tiempos en que sin duda fueron felices bajo las consigna patrioteras que, más tarde los llevaría hacia la gloria y Dios.


     Por desgracia en nuestro mundo, el de nuestros días, los radicales de un signo y otro proliferan y sus discursos populistas un día sirven en una acera y al día siguiente en la contraria……”trumpistas”, “salvinistas”, “orteguistas”, “hitlerianos”, “putinistas”, “bolsonaristas”, “chavistas”, “franquistas”, etc.…etc.


           Todos ellos además de ser muy peligrosos, son unos grandísimos paletos, enmascaran el pasado casposo con frases heroicas, promovidas antaño a caballo y tiro de fusil. Hoy tras el altavoz que suponen esas multiplicadoras y directoras redes sociales, mientras a nuestros viejos los continuos podcast los lleva y recula a la España del Nodo, a nuestros jóvenes los suele meter en un mundo virtual…. y por tanto, bastante irreal y por desgracia demasiado violento.


        Unos se amparan en las urnas y en la desesperación de sus gentes y otros simplemente aplican la fuerza que consideran necesaria para “salvar” los intereses patrios que, indefectiblemente una y otra vez acaban siendo sus mezquinos intereses.


        Yo, para esta nuestra España y pensando en la cocina mediterránea, me da por pensar en los ingredientes de un buen guiso, y alguien hace tiempo me enseñó que un solo diente de ajo es suficiente para que todo sepa a ajo. Sucede lo mismo cuando se usa el franquismo como condimento político. Basta una pizca, para que una derecha que trata de ser moderna y europea adquiera el sabor de un caldo revenido y rancio.

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