LEY DE HON

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    Si hay algo que puede cambiar el mundo, además de las fuerzas de la naturaleza que se rigen por leyes físicas, son las leyes que promulgan nuestros probos e insignes políticos. Estos no suelen saber mucho de física, pero son consagrados metomentodos en lo referente a cualquier proceso que pueda influir en la marcha del mundo en general o, de su mundo en particular.


    Nos explican con palabras de otros, como deben controlarse las emisiones de carbono, la lluvia acida, el empleo y generación de energías limpias y renovables, el efecto de los carburantes fósiles y los defectos de la controvertida energía nuclear.


    Manejan todos esos términos como piezas de puzles que, encajan dependiendo de las necesidades de sus partidos o en el peor de los casos defendiendo asuntos propios. Eso si intentan convencernos de que coinciden con los intereses generales, lo que hoy se conoce como intereses globales, bonita palabra que solo parece contemplar los logros económicos y comerciales de las piezas más relevantes del tablero de participantes.


     Estamos en periodo electoral, todas estas consideraciones se acentúan y lo convierten en una etapa inmejorable para los pretendientes al poder y, como diría mi abuelo José: “ un tiempo difícil para dedicarlo a bailes de salón”.


     Existe una ley física muy conocida y relacionada con la energía eléctrica, la “ley de Ohm: I=V/R”….viene a decirnos que la intensidad de la corriente y la resistencia que recibe a su paso son inversamente proporcionales, es decir alcanzamos una mayor intensidad eléctrica cuanto menor resistencia encontramos.


    A la política lo extrapolaríamos, diciendo qué, cuanta más resistencia nos oponen nuestros contrarios mayores esfuerzos deberemos emplear para conseguir nuestros propósitos, otra cosa serán los métodos que utilicemos para alcanzar esas metas y hasta donde seamos capaces de llegar.


    Mi abuelo José además de electricista y buen bailarín, era de los que creían en la honorabilidad( Ufff…palabra difícil de pronunciar y bastante en desuso en los tiempos que corren), sin duda basándose en la homofonía y en la similitud de las letras que conforman el apellido del ilustre físico, se atrevió a enunciar una ley, que a nuestros oídos llega con la misma sonoridad:” Ley de Hon”.


     Aplicada a la política, es una ley poco dada a reportar beneficios lucrativos o poder a quienes la siguen, ni mucho menos a preocuparse por la mayor o menor resistencia que oponga la oposición….solo provoca bienestar moral, satisfacción propia y biendormir a quienes la practican.


     Naturalmente a esos políticos a los que les encanta enunciar leyes sobre prohibiciones y limitaciones, que carecen de falta de imaginación y concordia, los que adoran las mesa puestas y que su máxima más reconocible se asemeja: “ cuanto más me lo masquen menos rumia mi cerebro”….. a esos raramente suele encajarles en su programa.


     Mi abuelo el electricista, en las sobremesas de las veladas familiares, solía rematar las discusiones y valoraciones sobre los políticos de entonces, remitiéndonos a su poco conocida ley, con una frase que variaba poco, resultaba rotunda y solía cerrar el debate: “ ¡ Que diantres!....¡ ley de Hon!....¡ley de Hon!....hombres honestos y honrados, siempre dan hombres honorables”.


     Mi abuelo y los demás electricistas saben de manual como solventar en la red los problemas de la tensión eléctrica. Todas las personas sin hacer un gran esfuerzo sabemos que,  mezclando personas honradas y honestas, aunque no piensen igual y no vayan por el mismo cable, nos darán siempre políticos honorables.

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