El Gobierno de Aragón ha iniciado el procedimiento para declarar la Iglesia de San Pedro de Ariza (Zaragoza) como Bien Inventariado del Patrimonio Cultural Aragonés. Así lo recoge la resolución publicada el pasado 5 de marzo en el Boletín Oficial de Aragón (BOA), firmada el pasado 20 de febrero por la directora general de Patrimonio Cultural, Gloria Pérez García. El proceso arranca a petición del propio Ayuntamiento de Ariza, que solicitó la protección del inmueble por su valor histórico, artístico y su fuerte integración en el entramado urbano de la localidad.
Con esta incoación, el templo pasa a estar provisionalmente protegido bajo el régimen establecido por la Ley 3/1999 de Patrimonio Cultural Aragonés, aplicándose de forma inmediata las medidas destinadas a su conservación. El procedimiento deberá resolverse en un plazo máximo de tres meses. Durante este tiempo, los interesados podrán presentar alegaciones y examinar el expediente, tanto presencialmente en Zaragoza como por vía telemática.
La historia de la Iglesia de San Pedro se remonta al siglo XIII, con referencias documentales en 1280. Desde entonces, ha experimentado numerosas transformaciones que culminaron entre los siglos XVI y XVII, cuando adquirió su actual planta de cruz latina. A lo largo de los siglos, el templo albergó capillas dedicadas a diversos santos y vírgenes, siendo uno de los referentes espirituales y arquitectónicos de Ariza.
Entre las intervenciones documentadas, destaca la contratación de un retablo en 1472 con participación del taller de Pedro de Aranda y varios pintores renombrados de la época, como Juan Rius o Jaime Arnaldín. En el siglo XVII, se acometieron importantes obras estructurales a cargo de canteros como Pedro de Landa y Martín de Aguirre, y se encargó la portada principal a Pedro la Cuesta en 1618. El edificio fue completado entre 1702 y 1703 por Juan Martínez, que finalizó el paredón de la claraboya y su tejado.
Sin embargo, el deterioro progresivo de la iglesia provocó su cierre al culto en los años 60 del siglo XX. En 1984, el Obispado de Tarazona cedió el edificio al Ayuntamiento de Ariza, que lo registró como inmueble municipal y comenzó una nueva etapa de uso social y cultural. A pesar de diversas actuaciones de emergencia —como el apuntalamiento de las bóvedas en 1988 o el derribo controlado de la cubierta en 2009 ante el riesgo de colapso—, gran parte del edificio permanece en estado ruinoso.
Actualmente, la iglesia conserva algunos elementos estructurales y decorativos de gran valor, como las pilastras y la cornisa superior de la nave, restos de policromías geométricas y un alzado exterior de mampostería caliza y piedra sillar. Su portada monumental, con columnas toscanas y una hornacina avenerada que en su día albergó la imagen del titular, aún mantiene parte de su carácter simbólico y representativo.
La resolución también delimita provisionalmente el entorno del bien, tal y como se recoge en el plano anexo publicado en el BOA. Este paso supone un respaldo institucional a los esfuerzos realizados desde hace décadas por el consistorio arizano para preservar un emblema patrimonial que, pese a su deterioro, sigue representando un legado arquitectónico, histórico y cultural de notable relevancia para el municipio y para Aragón.
JALON
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