ARAGÓN HACE HISTORIA CON LOS DOS PRIMEROS TRASPLANTES DE CORAZÓN EN ASISTOLIA CONTROLADA REALIZADOS EN LA COMUNIDAD

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Aragón ha marcado un nuevo hito médico al realizar con éxito los dos primeros trasplantes de corazón procedentes de donantes en asistolia controlada en la historia de la Comunidad. Las intervenciones, llevadas a cabo en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, suponen un avance trascendental en el campo de la medicina de trasplantes y sitúan a Aragón entre las regiones más punteras de Europa en este ámbito.


Hasta ahora, el sistema sanitario aragonés había logrado trasplantar con éxito órganos como hígado, riñones o pulmones procedentes de donantes en asistolia, pero nunca antes se había utilizado este método para un trasplante cardiaco. La asistolia controlada, a diferencia de la donación tradicional tras muerte cerebral, se produce cuando el corazón del donante se detiene de forma controlada en un entorno hospitalario tras una enfermedad irreversible, lo que plantea un desafío técnico añadido para recuperar y evaluar el órgano antes del implante.


Un procedimiento complejo con un amplio equipo multidisciplinar

El procedimiento ha requerido la implicación de más de 60 profesionales sanitarios de distintas especialidades: cirugía cardiovascular, anestesia, cuidados intensivos, cardiología, coordinación de trasplantes y especialistas en trasplante hepático, renal y de tejidos. Todo ello con el objetivo de garantizar tanto la seguridad del donante como la viabilidad de los órganos extraídos.


Tal y como ha explicado el doctor Carlos Ballester, jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular del Miguel Servet, “el equipo actúa justo en el momento en que el corazón deja de latir, reanimándolo mediante técnicas de circulación extracorpórea y evaluando si puede ser trasplantado con garantías”. El resultado: dos trasplantes cardiacos con evolución favorable.


Además de los corazones, ambas intervenciones permitieron también trasplantes hepáticos, renales y de otros tejidos, beneficiando en total a siete pacientes. No se han facilitado datos adicionales sobre los receptores para preservar su intimidad, pero todos ellos evolucionan de forma positiva.


Aragón, a la vanguardia del trasplante cardiaco

El coordinador autonómico de trasplantes, el doctor José Ángel de Ayala, ha subrayado la relevancia de este avance para el sistema sanitario aragonés: “Este es un paso importante para incrementar la disponibilidad de órganos, especialmente corazones, para quienes esperan una segunda oportunidad”. De Ayala también ha recordado que Aragón ya contaba con una amplia experiencia en trasplantes de riñón, hígado y corazón, y que esta técnica abre una vía fundamental para responder a la creciente demanda de órganos.


Por su parte, la doctora Teresa Blasco, coordinadora de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del Servet, ha incidido en que el número de personas que necesitan un trasplante no deja de crecer, mientras que los donantes siguen siendo escasos: “La donación en asistolia controlada representa una de las áreas con mayor potencial de crecimiento”.


También la jefa del Servicio de Cardiología del hospital, la doctora Rosario Ortas, ha querido destacar el carácter colectivo de este logro, fruto del esfuerzo coordinado de distintos servicios sanitarios y del compromiso humano de los equipos.


Desde el Gobierno de Aragón, el director general de Asistencia Sanitaria, Ramón Boria, ha manifestado el orgullo del Ejecutivo por este hito: “Estamos muy satisfechos de ser pioneros en esta práctica. Es una muestra de la innovación, la profesionalidad de nuestros equipos sanitarios y, sobre todo, de la solidaridad de los ciudadanos aragoneses”.


Solidaridad, ciencia y esperanza


Con estas dos donaciones, Aragón da un paso decisivo hacia un sistema de trasplantes más eficiente, adaptado a los desafíos del presente y del futuro. Y lo hace gracias a la generosidad de donantes y familias anónimas, sin la cual ningún avance médico sería posible.


Una nueva técnica, más oportunidades para salvar vidas… y una lección de humanidad que late, una vez más, en el corazón del sistema público de salud.

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