UN PASEO POR EL 'FAR WEST' DEL ALTO JALÓN EN LA SIERRA DE ARMANTES

Una gran manera de comenzar el año, y más con el estupendo sol que está acompañando las primeras horas de 2022, es calzarnos nuestras botas y salir de excursión a alguno de los lugares mágicos que esconde el Alto Jalón y que nos encanta mostraros. Arrancamos el nuevo año con una caminata por un lugar que nos traslada a tierras remotas del Lejano Oeste americano con tan solo una mirada. A pocos kilómetros de nuestras casas, tenemos un lugar que nos recuerda a las películas de vaqueros y al Gran Cañón del Colorado, salvando las distancias. Se trata del Far West del Alto Jalón, o lo que es lo mismo, la Sierra de Armantes.

En el triángulo que forman los ríos Manubles, Ribota  y Jalón, a pocos kilómetros de Ateca, está la Sierra de Armantes, uno de los paisajes más característicos del Alto Jalón. Precisamente en Ateca comenzamos una excursión donde la mirada nos viaja desde los acantilados formados por los barrancos y la erosión, a las maravillosas vistas que nos ofrece el camino, donde podremos otear todo el valle del Manubles y, en días claros como el de hoy, la vista nos alcanza perfectamente hasta el Moncayo, que nos vigila a lo lejos nevado y con un séquito de nubes bajas a su lado que no dejan ver sus faldas. 

Pequeña laguna de la Torre de los Catalanes, con el Pico Maño Maño (izquierda) y el de la Cruz de Armantes (izquierda) al fondo.

Tras recorrer unos 6 kilómetros en coche por la carretera que une Ateca con Moros y Villalengua, cogemos un camino a la derecha que nos lleva hasta la Torre de los Catalanes. Allí, podemos ver una charca donde los patos y otras aves acuáticas disfrutan del sol de invierno al medio día. Al fondo de la misma, los picos Maño Maño y de la Cruz de Armantes. Dejando la pequeña laguna a nuestra derecha y avanzando por el camino que nos ha traído desde la carretera, ya nuestra guía nos avisa: "En el primer cruce hay que tener ojo, porque podemos perdernos y acabar teniendo que atravesar los sembrados para llegar a nuestro destino". Así que le hacemos caso y, en la primera intersección, donde nos encontramos una furgoneta de reparto del año... qué se yo... torcemos a la derecha, pues no queremos ser esos que atraviesen los campos recién sembrados.

Primera intersección del camino.

Avanzamos por el camino sin plantearnos muy bien hasta dónde llegaremos ni cómo, tan solo por el placer de pasear y hacer algo divertido bajo el sol, que a pesar de ser pleno invierno, nos obliga a quitarnos el abrigo cuando ya llevamos un rato andando. Pronto empezamos a observar el valor que tiene este territorio. El paisaje de formaciones rocosas "comidas" por la erosión del aire, el agua y el tiempo, nos llama poderosamente la atención y compite en protagonismo con las vistas que desde la pista obtenemos de toda la zona. Desde aquí, con el Moncayo de fondo, podemos distinguir las localidades Cervera de la Cañada, Moros, Villalengua e incluso Torrijo de la Cañada. Una vista privilegiada del valle del Manubles nos asombra y su color verde intenso, que divisamos desde lejos, contrasta con el rojizo árido de la tierra que pisamos.

El Moncayo nevado (derecha) observa al valle del Manubles (izquierda) desde lejos.

Seguimos avanzando por nuestra pista de tierra hasta un siguiente cruce, que volveríamos a tomar a la derecha si quisiéramos hacer el camino largo, una ruta circular que nos subirá, a través de un bosque de pinos, al pico Maño Maño y después al pico de la Cruz de Armantes. Eso serían cerca de 27 kilómetros de caminata. Nosotros no podemos quedarnos "tanto", así que vamos al grano para poder fotografiar algunas de las formaciones más peculiares de esta zona y que le hacen ganarse el nombre de Far West. Nos vamos a conformar andando, entre ida y vuelta, más o menos 6 kilómetros, siendo generosos con la cuenta. 

El paso del tiempo, el viento y el agua han creado formaciones casi mágicas en las montañas, que se asemejan a columnas y castillos. Nos podemos imaginar perfectamente haciendo una ruta así en bicicleta o caballo. Esto último sería magnífico, pues nos sentiríamos como Brad Pitt en 'Leyendas de Pasión', aunque quizá nos pareciéramos más a Clint Eastwood en 'El bueno, el feo y el malo', cabalgando a  lomos de un jamelgo por este paisaje semi desértico y erosionado. De hecho, nada más pensar esto, pasan a nuestro lado un grupo de ciclistas que vuelven de su ruta aprovechando estos días de sol.

Tras hacer unas cuantas fotos a alguna formación, damos la vuelta y nos volvemos por donde hemos venido, pero nos quedamos con las ganas de organizar una buena expedición, con mochila y bocadillo, y subir al mirador de la Cruz de Armantes y al pico Maño Maño, que nos ha llamado mucho la atención por su nombre, pero no hemos podido averiguar el por qué de así nombrarlo. ¿Quizá te atreverías a venirte conmigo si la organizamos? Este sitio, desde luego, tiene un paseo o varios. Con la familia, con los amigos, con niños, con el perro, en la bici, a caballo... es un lugar perfecto para un día de monte y campo en el que ver algo distinto y lo tenemos al lado. Ya no hace falta irse hasta Estados Unidos para sentirse como en las películas de vaqueros e indios, pues en el Alto Jalón también tenemos nuestro pequeño Cañón del Colorado.

Foto: Carmen Perales

La semana que viene volveremos a ponernos las botas buscando lugares que merecen ser puestos en valor. Lugares a los que se presta poca atención, que tenemos en el Alto Jalón y que, en ocasiones, no conocen ni sus vecinos. Gracias por acompañarnos en esta misión. Os espero la semana que viene. Feliz semana altojaloneras y altojaloneros, nos leemos el próximo domingo en una nueva edición de #MePongoLasBotas. ¡Vente conmigo!