PAPÁ ¿PARA QUÉ SIRVE LA VIDA, SI LUEGO TE MUERES Y ES PARA SIEMPRE?

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Visitando esta Semana Santa los pueblos del Alto Jalón con mi hija de seis años, siendo esta consciente, probablemente por primera vez en su vida, de las representaciones de la muerte y resurrección de Cristo según la religión Católica, las preguntas brotaban de su boca y su cerebro como el agua termal de nuestros pueblos de la vertiente zaragozana. "¿Por qué van disfrazados de romanos papá?", me decía en Torrijo de la Cañada mientras observaba, entre asustada y asombrada, la representación de la crucifixión. "¿Por qué pasean un esqueleto papá?", espetaba en Ateca viendo el paso de 'La Muerte' procesionar...


La Semana Santa, tal y como conocemos hoy en día su celebración, tiene su origen en los monjes de la Edad Media, que crearon las procesiones y los pasos para enseñar el Nuevo Testamento, que habla de la vida, muerte y resurrección de Jesuscristo, a una población por entonces analfabeta, pretendiendo que mediante imágenes y representaciones, acompañadas de inciensos, velas, candiles y músicas solemnes, el mensaje calase profundamente. Y no lo hicieron nada mal, pues mi hija comprendió perfectamente lo que había pasado. "¿Y por qué lo mataron papá?", "¿Y qué es resucitar papá?", "¿Y qué hay en el cielo y en el infierno papá?"... "Entonces papá, cuando te mueres... ¿es para siempre?"


Después de ver las manifestaciones de la rompida de la hora en Alhama de Aragón, el Abajamiento de Ibdes o la procesión del Santo Entierro de Arcos de Jalón, su cabecita no paraba de darle vueltas todo el rato a la misma cuestión: "Papá, ¿para qué sirve la vida si luego te mueres y es para siempre?". La Semana Santa del Alto Jalón ha servido para que mi hija se haga la pregunta más universal de todas las existentes, y comience, a sus seis años, a buscar el sentido de la vida. ¿Cómo responderle a algo que la humanidad lleva toda la historia buscando? Pues la mejor manera es usar la técnica que tan bién ha funcionado con la Semana de Pasión, la de la representación. Nada mejor para enseñar algo a tus hijos que predicar con el ejemplo. Y eso pienso hacer yo.


¿Para qué sirve la vida? Esta Semana Santa lo hemos descubierto todos y probablemente, muchos no se hayan dado cuenta. La vida sirve, simple y llanamente, para vivirla. Y esto significa abrazarse con los amigos con los que hacía dos años que no teníamos contacto. Sirve para besarnos y celebrar juntos el amor o para curarnos con ello la tristeza. Sirve para trabajar en favor de un pueblo mejor. La vida sirve para provocar sonrisas y lágrimas de emoción. Sirve para descubrir en una sonrisa el universo y perderte en una mirada que es capaz de parar el tiempo. Sirve para sentir, experimentar, conocer, imaginar y soñar, intentando hacer luego realidad todo lo proyectado... 


"Papá, ¿existen el cielo y la vida eterna?" Así, de forma literal y a falta de pruebas empíricas que me demuestren lo contrario, mi respuesta debería ser "no". Pero no estamos tan lejos el Catolicismo y yo en esto, aunque pueda parecer lo contrario. Jesucristo según la religión, tuvo una vida de entrega y trabajo por los suyos, intentando dejar a su paso un mundo mejor, peleando por ello con su propia vida, hasta encontrar la muerte. Después, siempre según el Nuevo Testemento, resucitó y vive la vida eterna, esperándonos a todos en el cielo. En esta afirmación Católica, como en toda fábula escrita para explicar a un niño el funcionamiento de algo complejo, existe una metáfora en la que no estamos cayendo. 


Dejando la literalidad a un lado y pensando en el uso marketiniano que ya se hizo en la Edad Media para crear la Semana Santa, reafirmo mi convencimiento en que de verdad existen la vida eterna, el cielo y el infierno. Hay algo en lo que todos coincidiremos que es cierto: Dependiendo de como en esta vida actuemos, podemos permanecer en el recuerdo de los que aquí dejemos. Nuestra huella quedará (o no) impresa en la mente y los corazones de los nuestros. Estaremos en el "cielo" de aquellos a los que amamos, a los que ayudamos, con los que vivimos momentos intensos o con los que trabajamos. En su defecto, permaneceremos en el infierno de aquellos a los que engañamos, dañamos o boicoteamos... Tenemos en nuestra mano conseguir la vida eterna y permanecer para siempre sentados al lado de las mujeres y los hombres buenos. A algunos no nos hace falta un cura para confesarnos, pero trabajamos por construirnos un alma que se quede en vuestro cielo. "Papá, ¿para qué sirve la vida si luego te mueres y es para siempre?". Mara, hija mía, sirve para que intentemos ser eternamente recordados porque fuimos buenos.


Feliz semana altojaloneras y altojaloneros.

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