Desde hace más de un año, los vecinos de Valtorres, un pequeño municipio de la vertiente zaragozana, se encuentran sin acceso a su iglesia debido a su estado de deterioro. La situación ha generado indignación en la población, ya que el templo, construido con el esfuerzo y el dinero de los propios habitantes hace más de 50 años, pertenece al Arzobispado de Tarazona, que hasta el momento no ha asumido la responsabilidad de su reparación.
En una entrevista con Alto Jalón Radio, la teniente de alcalde de Valtorres, Elena Bandrés, ha expresado su frustración por la falta de acción por parte de la diócesis. Según ha relatado, la iglesia anterior, una joya mudéjar con siglos de historia, fue derribada en los años 70 bajo la justificación de que se encontraba en mal estado, aunque según testigos de la época, la estructura era lo suficientemente resistente como para que fueran necesarias dos grúas para su demolición.
El expolio de su patrimonio fue otro punto de controversia: el retablo del siglo XV, obra del renombrado pintor Jerónimo Vallejo Cosida, terminó en la iglesia de San Juan de Valencia, y el resto de los objetos de valor desaparecieron o fueron vendidos.
Una iglesia levantada por el pueblo
Ante la pérdida de su antiguo templo, los vecinos decidieron construir una nueva iglesia en un terreno cedido por un particular y con los materiales y la mano de obra aportados por el propio pueblo. Sin embargo, con el tiempo, el edificio ha sufrido un grave deterioro debido a la falta de mantenimiento. Desde hace años, las goteras han ido agravándose hasta que, finalmente, hace más de un año, se desprendieron tejas y cascotes, lo que obligó al ayuntamiento a acordonar la zona por seguridad.
“El problema es que la iglesia pertenece al Arzobispado de Tarazona, pero fue construida por el pueblo. Y ahora, después de 50 años sin mantenimiento, nos dicen que la reparación cuesta 50.000 euros y el ayuntamiento, con el bajo presupuesto que tiene no se puede hacer cargo”, denuncia Bandrés.
Un futuro incierto
El ayuntamiento ha buscado soluciones, solicitando ayudas a la Diputación Provincial de Zaragoza, que podría financiar hasta el 60% del coste. Sin embargo, el arzobispado se niega a asumir su parte del presupuesto, que sería la mitad de ese 40% restante, dejando al pueblo en una situación complicada. Con solo 75 habitantes y un presupuesto municipal ajustado, el ayuntamiento no puede destinar una cantidad tan elevada a la restauración del templo.
Mientras tanto, los vecinos han tenido que adaptar sus celebraciones religiosas. Actualmente, las misas se realizan en una pequeña capilla anexa a la iglesia, pero las ceremonias más importantes, como funerales o la misa baturra de las fiestas patronales, han tenido que trasladarse al pabellón municipal o incluso a la calle.
Bandrés insiste en que la solución pasa por dos opciones: “O el arzobispado cumple con su obligación y financia la reparación, o que ceda la propiedad de la iglesia al ayuntamiento para que podamos gestionarla adecuadamente”.
Por el momento, la iglesia de Valtorres sigue cerrada y el pueblo espera una respuesta. La situación, además de un problema de conservación del patrimonio, se ha convertido en un símbolo de la lucha entre la propiedad eclesiástica y el derecho de los vecinos a mantener vivo su espacio de culto y reunión.
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JALON
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