Este pasado lunes 25 de agosto, coincidiendo con la festividad de la Virgen de Bienvenida, Monteagudo ha vivido una jornada cargada de tradición con la celebración de un partido de pelota a mano entre parejas del Club de Pelota de Duruelo de la Sierra (Soria). Entre los patrocinadores del encuentro está Saminhaan, que desde hace dos años respalda a este club llevando su nombre por los frontones de la provincia y de comunidades vecinas como Navarra o La Rioja.
Su fundador, Gonzalo de Miguel, recuerda que apoyar la pelota a mano es apostar por un deporte con hondas raíces en la comarca: “Muchos en Monteagudo practicaron en el viejo frontón y todavía existe una gran afición. Como decía Josetxo Lizartxa, es el deporte más bonito del mundo”.
La pelota a mano, que combina sacrificio y destreza, es para Gonzalo un reflejo de los valores que defiende Saminhaan: “Aquí no hay trampa ni cartón. Es un deporte duro, de gente humilde y honesta”. Una disciplina que exige resistencia, ya que la pelota, de unos 100 gramos, puede alcanzar velocidades cercanas a los 100 km/h, con el consiguiente desgaste físico en las manos y articulaciones.
El vínculo personal de Gonzalo con este deporte se remonta a su llegada a la zona de Pinares, de donde procede su esposa Blanca. Su cuñado Fernando fue un destacado pelotari aficionado que compartió pareja con el padre de uno de los jugadores presentes en el partido de Monteagudo, cerrando así un círculo vital y deportivo: “Cosas de la vida”, recuerda con emoción.
Saminhaan no solo apuesta por la gastronomía como seña de identidad, también reivindica deportes tradicionales que formaron parte de la vida rural. “Una vez más apoyamos al mundo rural que hace que las personas se muevan, que demuestren sus habilidades en deportes que fueron muy importantes en la comarca y que hoy son cada vez más residuales”, subraya su fundador.
El compromiso con el territorio también se refleja en otro aspecto esencial: el pan. En un contexto en el que cada vez más pueblos pierden sus panaderías, Gonzalo asegura que Saminhaan seguirá cumpliendo su labor: “Repartimos pan en los pueblos, con más éxito que nunca. Donde otros no llegan, nosotros sí vamos a seguir llevando pan”.
Para Gonzalo de Miguel, este proyecto es también una manera de dar voz a Monteagudo y a los objetivos fundacionales de Saminhaan: mantener vivas las tradiciones, reivindicar el pasado y proyectar al exterior la riqueza de lo local. Y concluye con un guiño a Ortega y Gasset: “Uno es uno y sus circunstancias. A pesar de las dificultades, vamos a continuar con la misma fuerza y la misma ilusión”.
JALON
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