El Alto Jalón ha recibido estos días una visita muy especial: la de decenas de cigüeñas que, en su ruta migratoria, han hecho parada en distintos puntos de la comarca dejando imágenes espectaculares. Este martes, en Medinaceli Estación, los vecinos se despertaron con una escena insólita: tejados, antenas y torres completamente ocupados por estas aves, que tiñeron de blanco y negro el horizonte del amanecer.
La estampa se repitió al atardecer, cuando las cigüeñas regresaron en grupo, posándose sobre los edificios y postes eléctricos, en un espectáculo que muchos inmortalizaron con sus teléfonos móviles. “Parecía que el pueblo entero se había convertido en un nido gigante”, comentaban sorprendidos los vecinos, que no dudaron en salir a la calle para contemplar de cerca el fenómeno.
Aunque las cigüeñas son habituales en la zona durante parte del año, su paso masivo en estos días ha llamado la atención por la magnitud del bando. Expertos apuntan a que estas concentraciones se producen en puntos estratégicos donde las aves encuentran descanso y alimento antes de continuar su migración hacia África.
Más allá de lo científico, la presencia de las cigüeñas ha sido acogida como un regalo inesperado del verano. En un territorio acostumbrado a cielos despejados, verlos surcados por decenas de alas ha recordado a muchos que la naturaleza también escribe sus propias fiestas en el calendario, con estampas que llenan de vida las mañanas y las tardes del Alto Jalón.
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