LOS GIL DE MONTUENGA Y LA CRUZADA DE 1284 - 1286

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Las cruzadas fueron guerras impulsadas por la Iglesia para recuperar la llamada Tierra Santa y acabar con los infieles. Pero, la cruzada de 1284-1286, promulgada por el papa Martín IV, no fue dirigida contra los herejes, ni tenía como objetivo liberar los Santos Lugares.

De hecho, podríamos definirla como la “cruzada esperpéntica”, dado que iba dirigida contra un católico practicante, Pedro III el Grande de Aragón. El Papa murió durante la contienda, y encima perdió la guerra; contienda que se desarrolló en Cataluña, preciosa tierra, pero que no es santa.

En esas circunstancias el rey de Aragón, no le queda otra que recurrir, como es habitual, a los nobles para que le surtan de gentes y caballerías, para defenderse del desafío papal.

Así con fecha 2 de agosto de 1285, convoca a los cuarenta nobles más poderosos de Aragón, para luchar contra Francia, aliada papal, y es aquí donde entra en escena Gil Ruiz (Rodrigo o Rodríguez) de Montuenga, tres Gil que en realidad son la misma persona, de ahí   lo del plural.

Los nobles se negaron y así las gentes de Ariza, Monreal y Montuenga, evitaron la surrealista situación, de salir de misa y a continuación ir a la guerra contra el Papa. Hemos de tener en cuenta que para 1278 los castillos de Ariza, Monreal, Bordalba eran propiedad de Gil, además de su feudo natural, el castillo de Montuenga.

Tal fue el poder de nuestro personaje de hoy, que el Rey Sancho, envió a tres embajadores para mediar con el rey Pedro de Aragón, que los esperaba en Valencia a principios de abril de 1281. Uno de los embajadores era Gil de Montuenga.

No sabemos la fecha exacta de su muerte, pero en abril de 1288, se da orden a los jurados y hombres de Calatayud y sus aldeas para que paguen a Gil cierta cantidad, eso haría suponer que todavía estaba vivo. A partir de esa fecha quien aparece es su hijo Rodrigo.

Lo que si sabemos es que cedió tierras al Monasterio de Huerta, a cambio de ser enterrado allí, concretamente en la zona conocida como “panda del mandatum”, aunque parece que originalmente se le dio sepultura en la zona de las arquerías, según el estudio de María Teresa López de Guereño, ”Santa María  de Huerta, Panteón de la nobleza castellana".

Así pasó a la historia este poderoso y a la vez desconocido caballero de Montuenga.


Bonit



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