LA ESTACIÓN FANTASMA. SANTA MARIA DE HUERTA 1863

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“¿Vale la pena arriesgarse a subir a un tren y padecer daños en la retina y problemas de respiración, debido a su alta velocidad (32 kms/h)?” A estas conclusiones llegaban en la Academia de Medicina de Lyon, allá  por el año 1835. Vamos, que el ferrocarril era peligrosísimo para la salud.

Con estas ideas, la llegada del  tren se presentaba complicada y si encima Freud, el padre del psicoanálisis, decía  que los viajes en tren, podían ocasionar trastornos mentales, la cosa se ponía más fea todavía.

A pesar de estas contrariedades el ferrocarril Madrid Zaragoza se inauguró  a finales  de mayo de 1863, con sus túneles, puentes, estaciones y apeaderos fantasmas, como el de Santa María de Huerta. Sí ,dije fantasma, vamos a los datos.

En febrero de 1863, unos tres meses antes de la inauguración, encontramos algunas referencias sobre la construcción de caminos carreteros, con origen y final en la estación de Santa María de Huerta. Las gentes de Huerta, parece que tenían su estación o al menos eso parecía .

Cuando unos días después de la inauguración, aparecen los primeros horarios de trenes, ¡¡oh sorpresa!!, la estación  de Huerta no aparece. Hemos de tener en cuenta que al principio circulaban cuatro trenes entre Madrid y Zaragoza. Dos correos que por parar, paraban casi hasta en los charcos. Los que recordamos al famoso “Corto”, que surcaba nuestras tierras, sabemos muy bien de lo que hablamos. Por lo que es bastante inaudito que no figurase, puesto que en los trenes “rápidos", aunque no tenían parada en algunas estaciones, estas sí figuraban en los horarios.

En otro horario de 1866, el número de trenes pasan a seis, pero la supuesta estación sigue sin aparecer y para añadir mas caos al asunto, cuando en 1877 se habla de los accesos a las estaciones, entre ellas la fantasmagórica de Huerta, en los documentos pone un lacónico: “Se ignora”.

Pero cuando  la cosa llega a la dimensión  de un “Cuarto Milenio" es el 13 de noviembre de 1878. La Dirección de Obras, Comercio y Minas dice: "Después  de las obras en Santa María de Huerta…. propone para el nuevo apeadero...” ¿Cómo nuevo apeadero? ¿Después de solo trece años de la inauguración, se habla de un nuevo apeadero, que hasta entonces  no aparece en ningún  horario oficial, pero que figura en los caminos carreteros tres meses antes de la inauguración? El misterio  crece por momentos cual película de suspense.

Pero la Dirección de Obras Comercio y Minas sigue diciendo: “Y para que se detengan los trenes correos y mixtos, 41, 42, 45 y 46, con parada de un minuto, que se recuperará en el camino a Ariza o Arcos”. Vamos que hasta 1878, los viajeros que pasaban ante el monasterio cisterciense, parece ser lo veían a aquellas impresionantes velocidades que ponían en aprietos la salud mental del viajero. Pero sin parada alguna.

Para 1886, ya había  una estación consolidada. De hecho, en una carta fechada el 24 de junio de 1886, en Huerta, el Marques de Cerralbo escribe a su gran amigo Marcelino Menéndez Pelayo, para invitarlo a las comisiones de investigación sobre el monasterio y le dice: “Mi distinguido amigo: sin duda sabe V, que el sábado por la noche en el tren correo de las 7,30 de la misma o a las 3,30 de la tarde, si logran para el exprés, vienen comisiones de la las Academias de Historia y S. Fernando…”. Vamos, Cerralbo le venía a decir: ¡Oye Marcelino!, vente para Huerta, que si hay que parar el exprés se para, que estación para pararlo tenemos!. Muchos años más tarde mi padre, como ayudante de maquinista, subiendo con un naranjero, se jactaba de que gracias a ellos habían  parado el Talgo en Huerta, cual victoria épica.

Si bien la parada del Talgo fue algo anecdótico, lo de la estación es técnicamente inclasificable, pues no hay forma de saber qué demonios era eso que en Huerta llamaban estación.


El Alto Jalón, nunca dejará de sorprendernos.

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