LA ESPADA DEL CEREMONIOSO - CASTEJON DE LAS ARMAS ¿1356-1369?

|

20220112 132633


El periodista Ángel de los Ríos, allá por 1844, hacía referencia a un libro manuscrito en Zaragoza a principios del siglo XVII, donde se hablaba de las espadas de los reyes de Aragón. Pedro IV, llamado el Ceremonioso o el del “Punyalet”, debido al puñal que solía llevar, fue un rey muy guerrero y eso trajo dramáticas consecuencias para nuestro Alto Jalón en las llamadas guerra de los Pedros.


El manuscrito aparecido en Zaragoza hace referencia a otro manuscrito más antiguo en el que se dice que la espada del Rey, medía “tres palmos, con pomo y cruz dorada, con vaina azul de paño”, y así la “alimpio” un espadero navarro llamado Domingo de Mendilarza. Sigue el escrito diciendo que estando en plena guerra con el Rey de Castilla, el otro Pedro, "de un golpe se la quebró en la cabeza, y retirados dos por sus vasallos, el Rey la imbió a Castejón de las Armas y allí se volvió a apedazar (remendar) y quedó más fuerte".


Que el rey de Aragón mandase su espada a reparar a Castejón, daba una idea de la calidad de las armas fabricadas en este pueblo.  De hecho, el apellido del pueblo “de las armas”, se debe a la fábrica de armas que hubo en el lugar hasta, según parece, bien entrado el siglo XVII. La comarca de Calatayud tuvo importantes armerías que surtían a reyes y ejércitos no solo de espadas, sino todo tipo de artilugios relacionados con la guerra.


En el libro “Calatayud cuna de armeros”, se hace referencia al cupo de hombres que en Calatayud y su comarca debían servir al Rey. En un documento fechado el 10 de noviembre de 1577, se dice que la comarca de Calatayud aportaba 5.508 hombres, a los que había que armar. Esos más de 5.000 hombres eran armados con 3.467 arcabuces, 1.375 ballestas y 2.093 picas…de ahí la necesidad de tener fábricas de armas, como las de Castejón, allá donde se reclutaban los soldados. Si a eso añadimos la excelente calidad de las aguas del Jalón y del Piedra para el templado de las espadas, entendemos perfectamente que Castejón se apellide de las armas.


Además de espadas, también se fabricaban capacetes (cascos), petos y demás, de una excelente calidad. Los capacetes fabricados en Calatayud y Castejón gozaban de mucho prestigio y son nombrados en obras tan famosas como la Celestina. Algunos de estos capacetes se conservan en algunos de los principales museos del mundo. Con razón según la leyenda… “vino a armarse aquí el Rey D. Fernando el Católico, cuando fue a la guerra de los Moros de Granada, pues las armas de Bilbilis y de este pueblo (Castejón) eran las más fuertes de toda España”, según relata el presbítero Mario del Cos en su libro “Glorias de Calatayud y su antiguo partido”.  


Dicha leyenda sigue diciendo que, al terminar la conquista de Granada, volvió a Castejón y en agradecimiento a las victorias conseguidas y la ayuda divina, ordenó construir una capilla y colocó los escudos de Aragón y Castilla en el altar de la Virgen del Cerro. Así Castejón, es otro de esos minúsculos pueblos del Alto Jalón, donde aparentemente nunca pasa nada, pero en su armería durante más de tres siglos, surtieron al ejército con unas armas de una alta calidad. Por eso, el Ceremonioso, que debía ser un tipo listo, mandó arreglar su “tizona", en Castejón, dónde si no.

Comentarios