¿ANSIEDAD EN VERANO?

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A simple vista, parece que la respuesta a esta pregunta debería ser “No”. Sin embargo, en verano suelen aumentar los episodios de ansiedad en muchas personas. Si tenemos que en cuenta que la ansiedad nos puede llevar a perder el control de nuestras emociones y de nuestros comportamientos, es importante que conozcamos el motivo de este aumento, para poder prevenir que aparezca en nuestras vidas, también en vacaciones.


Algunos especialistas ya le han puesto nombre: “La enfermedad del ocio” y es necesario prestarle la atención que requiere, porque puede aparecer en cualquier momento, incluso cuando estás más tranquilo. Y puede alterarnos a nivel físico y psíquico:


  • A nivel físico: ¿No te ha pasado, que has tenido una temporada frenética de trabajo y cuando has parado, te has puesto enfermo? Eso ocurre poque cuando paramos “en seco”, nuestro sistema inmunológico también para “en seco” y se produce un desequilibrio. Así, que es importante ir bajando la actividad poco a poco.
  • A nivel psicológico: En primer lugar, hay que tener en cuenta que nos cuesta desconectar del ritmo tan agitado que llevamos todo el año. Eso genera un hábito de “hacer y hacer”, así que para empezar hay que romper ese hábito. ¿Y que nos ocurre cuando intentamos dejar un hábito tan viciado, de repente? Pues que tenemos “mono” de hacer cosas y empezamos a sentir una sensación de vacío... Cuando sientas esa sensación ¡resiste! Solo es el “mono” de la necesidad de hacer mil cosas en un día.


La ansiedad siempre tiene un mensaje para ti, esconde aquellas emociones o deseos que te cuestan más reconocer y aceptar que sientes. Cuando te mantienes ocupado vas en piloto automático y te desconectas más de tus emociones. Al parar, te reconectas emocionalmente, y aparecen tus “tareas pendientes emocionales” …


¿Qué podemos hacer para que la ansiedad no nos fastidie el verano?

  • Procura buscar momentos de soledad para reflexionar y hacerte preguntas. Y ¡abúrrete un poco! En el aburrimiento es cuando aparecen las soluciones más creatividad. Nadie ha descubierto nada importante durante un estado de estrés y agobio.
  • Haz planes de ocio en buena compañía. Somo seres sociales.
  • Pero, ¡planifica tus vacaciones con prudencia! No organices las vacaciones con un montón de actividades, como lo harías en tu día a día. Deja una gran parte de la jornada a la improvisación, porque si no acabarás estresándote.
  • Baja tu nivel de autoexigencia: Relájate y vive la experiencia. Es el momento para descansar, incluso de las exigencias a las que nosotros mismos nos sometemos.
  • Desconecta de las redes sociales y de la “pantalla” en general.
  • Si la ansiedad aparece, escucha el mensaje oculto que te trae, seguro que en el fondo sabes de que se trata. ¡Aprovecha el verano para solucionarlo cuanto antes!


En pocas palabras: ha llegado el momento de descansar de todo, incluso de nosotros mismos. Pero si aparece la ansiedad, hazle caso y ocúpate de sus mensajes ocultos. Tienes la gran oportunidad de dedicarte tiempo a ti mismo: ¡entrégate a esta causa en cuerpo y alma!

Después de todo lo que hemos pasado, nos merecemos unas buenas vacaciones. Y no te preocupes si se remueven algunas emociones, anota todo lo que sientas, porque en septiembre volveremos con más herramientas para que puedas gestionar tus emociones.



¡Feliz verano!




Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.

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