El Palacio Ducal de Medinaceli abrió ayer viernes sus puertas a la sexta edición de Medinaceli Teatro, consolidando una vez más a la villa soriana como epicentro de la creación escénica contemporánea.
El acto inaugural contó con las palabras de Miquel Tugores, presidente de la Fundación DEARTE, quien dio la bienvenida al público y a la compañía encargada de abrir el festival. Desde Bruselas, y por vía telemática, intervino el recién nombrado director artístico del certamen, Íñigo Santacana, para saludar a los asistentes y dar inicio oficial al que es su primer año al frente del festival.
La primera obra en escena fue “Batallando: La vida es sueño”, de la compañía madrileña Somos Nadie, una versión innovadora del clásico de Calderón que mezcla versos del Siglo de Oro con el lenguaje del rap, la dinámica de las batallas de gallos y la música en directo.
La propuesta resultó ser un éxito: el público rió a carcajadas, aplaudió con fuerza e incluso participó activamente, tal y como exige la dramaturgia de la pieza.
Uno de los aspectos más llamativos de la función fue la participación de dos actores ajenos a la compañía, que asumieron sobre el escenario los papeles del rey Basilio y de Segismundo.
Equipados con unos cascos, recibían las indicaciones y el guion en tiempo real, improvisando, actuando y hasta rapeando en directo. El resultado fue una experiencia fresca y sorprendente que generó complicidad inmediata con el público.
La juventud y calidad artística del elenco, junto con la originalidad del montaje, terminaron de convencer a los asistentes de que Medinaceli Teatro es un espacio privilegiado para revisitar los clásicos desde nuevas perspectivas.
En Batallando: La vida es sueño, los versos de Calderón se enfrentan al ritmo del rap en una propuesta en la que Segismundo y Basilio libran su destino a golpe de rima, con el público convertido en juez, como si de una auténtica batalla de gallos del siglo XXI se tratara. La fusión entre la lírica barroca y el lenguaje urbano, unida a la participación activa de los espectadores y la calidad de la interpretación de los actores y actrices, creó un espectáculo vibrante y cercano que mantuvo la atención de principio a fin.
Basada en un texto en el que Calderón hace una profunda reflexión sobre conceptos como el destino o el libre albedrío, fue el público el que tras ver toda la función decidió el designio de los protagonistas y el final de la obra. en palabras de su director, Luis Fernández : "Nos parecía muy interesante jugar con el público en este sentido y que fueran ellos, tal y como pasa en las batallas de gallos, que decidieran quien es el ganador"
El festival continuará durante todo el fin de semana con un programa que refleja la diversidad y el espíritu innovador de esta cita cultural. Hoy sábado 23 será el turno de la compañía Los Números Imaginarios, que presentará Quijotes y Sanchos, una travesía inmersiva y audioguiada para grupos reducidos de 20 participantes por las calles de Medinaceli, una experiencia que promete redescubrir la localidad a través de los ojos de Cervantes. Esta misma noche, el actor Pedro Casablanc y el compositor Jorge Rivera ofrecerán Concierto de amor y muerte, un recital dramatizado que entrelaza textos de Bécquer y Quevedo con música electrónica, rock y clásica, en un diálogo intenso entre palabra y sonido.
El domingo 24 la programación repetirá la experiencia de Quijotes y Sanchos y acogerá también El Titiriscopio, de la compañía Arawake, un dispositivo escénico único que combina marionetas, sombras y efectos visuales dentro de una caja mágica itinerante. Para esta edición, estrenará además una pieza inspirada en la leyenda local de la tumba de Almanzor, rindiendo homenaje a la historia de Medinaceli y conectando la tradición con la vanguardia escénica. Con estas propuestas, el festival reafirma su vocación de ser referente cultural en Castilla y León, apostando por la innovación y la creación contemporánea sin perder de vista el diálogo con la memoria y el patrimonio.
JALON
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